14/01/2013
MI CONFRONTACIÓN CON
LA DOCENCIA.
Riverasma_8confrontdoc.
Sí
lo recuerdo bien: fue esa tía que todos tenemos que llega a tu casa y con
sonrisa siniestra te jala los chapetes y te pregunta a qué te dedicarás cuando
seas grande y a la que sonríes porque la mira inquisidora de tu papá te
presiona; a penas iba yo a decir que quería ser educadora “porque me gustan los
niños” cuando ella se apresuró a responder por mí –Si ya sé ¡tú deberías ser
abogada o política, hablas tanto todo el tiempo y con palabras que usan los
grandes!
La
hermana de mi papá, regordeta, de ojos grandes y vestidos amplios, siguió
insistiendo siempre que visitó la casa: ella debe ser abogada o política, pero
esta vez si tuve valor para decirle que no, que yo sería educadora, como le
dije a mi papá doce años después cuando me dijo que no podría irme a estudiar
fuera porque: “eres muy chiquita”. -Papá pero si ya terminé la prepa, ya crecí
y me quiero ir a Zacatecas a la Normal- repliqué- pero nada valieron las súplicas, ni el apoyo
de mi mamá, me tuve que conformar con estudiar en la Academia Comercial.
Después
pasaron otras cosas en mi vida muy interesantes: me dediqué al periodismo y
trabajé como Locutora en la Radio y pronto me convertí en corresponsal de una
agencia nacional de noticias, pero nunca descarté mi anhelo por la docencia y
cuando pude, me inscribí en la Normal, fui acepada y continué trabajando en prensa
para costearme la carrera que resultó un tanto pesada porque viajaba 120 kilómetros de ida y vuelta todos los días
para trabajar y estudiar.
Ya han pasado más 23 años desde que recibí mi
primer nombramiento, mis experiencias docentes han sido frente a grupo todo el tiempo y me ha gustado
mucho ser Educadora, creo que es mi vida y
a esta profesión me dedicaré hasta que me jubile porque como
alguien un vez dijo: “por muy lejos que el espíritu vaya, nunca irá más lejos
que el corazón”.
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